Dar el precio sin parecer un cervatillo asustado

Es cultural. Aquí no se habla de dinero. Tema tabú. 

Nadie dice cuánto gana. Ni se te ocurriría preguntarle a alguien por sus ingresos.


Es que ni dentro de la propia familia se habla de dinero.


¿Y en que afecta esto a la venta?


En que no somos capaces de comunicar el precio de lo que vendemos con naturalidad. 


En que damos vueltas y rodeos y miles de explicaciones antes de hablar del precio.


En que decimos el precio y a continuación intentamos justificarlo: 


■ Es que es un producto de gama alta

■ Es que es el último modelo

■ Es que es mucho más avanzado que el de la competencia, …


Y así parecemos un cervatillo asustado. Dulce y delicado, pero nervioso e inseguro, temblando.


Ponte ahora en el lugar del comprador que escucha esto.


¿Sientes seguridad? ¿Confianza? 

¿O piensas que te están vendiendo algo que no vale su precio? 


Con tantos rodeos y explicaciones lo que va a pensar el comprador es que tu producto es demasiado caro.


O directamente malo.



Mira, hay otra forma de comunicar el precio a tus clientes que te da autoridad y te ayuda a ganarte su confianza. 


▶️ Sin que te pongas como un flan. 

▶️ Sin que rehúyas el momento. 

▶️ Sin que te agobies y lo pases fatal y encima eches a perder la venta con tu actitud.



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