Por si te sirve, te voy a contar mi experiencia con Eduardo.
Es el gerente de una pyme del sector industrial que fabrica productos a medida, bajo plano.
Cuando empecé a trabajar con él estaba desbordado. Sus días eran un auténtico caos.
Siempre corriendo
Su bandeja de correo llena de muchos más e-mails de los que podía gestionar
Trabajadores llamando a su puerta continuamente para informar de problemas
Clientes llamando para pedir adelantos de fechas, para cambiar los pedidos, …
Te puedes hacer una idea.
Tenía tal agobio que aún no sé cómo es posible que me recibiera y me dedicara un poco de tiempo. Creo que algo de mi mensaje resonó en él y de alguna forma vio la posibilidad de una salida a su situación.
Empezamos a analizar su proceso de venta.
Y ahí estaba la causa del 80% de sus problemas.
Lo más curioso es que, a pesar de todos sus esfuerzos, no facturaba lo suficiente. Y Eduardo ya no sabía qué hacer, porque no podía dedicar más tiempo a vender.
Verás, esta es una de las principales creencias limitantes que me encuentro entre mis clientes:
Creer que para vender más hay que trabajar más.
Pero no se trata de eso.
Se trata de tener un proceso de venta optimizado. Para aumentar tus ventas con menos esfuerzo.
Porque para vender más no hay que trabajar más.
Hay que trabajar mejor.
Al estudiar su proceso de venta vimos que no tenía ningún filtro para las malas oportunidades y los malos clientes. Dejaba pasar en su proceso de venta a cualquiera que se interesaba.
Eduardo estaba haciendo cientos de ofertas (no exagero) que le suponían un esfuerzo colosal.
Ofertas hechas a medida estudiando cada proyecto, documentación, especificaciones, materiales, posibles variantes, horas previstas, etc …
Y todo eso sin asegurarse antes de si había un verdadero interés detrás, sin saber si estaba hablando con el decisor, sin que el cliente le diera tiempo material para hacer su trabajo.
Y muchas veces todo su esfuerzo era como tirarlo a la basura.
Después de un cambio de chip en cuanto a la mentalidad ideal para abordar la venta, sólo con implantar las herramientas adecuadas para establecer esos filtros su nivel de estrés se redujo un montón.
Se encontró trabajando para sus buenos clientes. Los que sí tienen clara su decisión de compra. Los que reconocen el valor de los productos de Eduardo. Los que respetan sus condiciones.
Esos clientes, que a veces quedaban abandonados y perdidos en el mar de e-mails de la bandeja de entrada, sin recibir la prioridad que merecen.
Porque esos son los clientes que te hacen ganar dinero. Y aumentar tu productividad. Porque te permiten planificar y trabajar de una forma organizada. Y encima son los que más pagan y los que te dan rentabilidad.
Bueno, no tengo ni idea si estás en una situación como la de Eduardo, pero lo mismo te interesa, yo escribo e-mails con ideas, reflexiones y técnicas para vender más aquí 🚚✈🚢 y fuera. En cualquier mercado.
Con herramientas para optimizar tu proceso de ventas y que funcione como un reloj suizo.
Y para evitar errores.
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